La leyenda del Everfree 11

11
Caos mágico

De regreso en el campamento, todos se encontraban desafiándose a sí mismos en la escalada de pared. Un campista se situaría en la parte inferior con una cuerda de seguridad mientras que otro campista subía lentamente, mano a mano y pie a pie. Todos usaban sus cascos y equipo de seguridad.

Applejack se aferraba a su cuerda firmemente y mantenía una estrecha vigilancia sobre su pareja, Rarity, mientras subía. Rainbow Dash esperaba con impaciencia su turno. ¡Ella era genial escalando!

La directora Celestia estaba explicándole a todos que la escalada era una actividad muy importante, no sólo físicamente, sino también en términos de construcción de equipos.

—Todo es cuestión de confianza y perseverancia. Rarity, puedes confiar en que Applejack te cubrirá.

—Sí, así que ya puedes ir más rápido de lo que vas —le gritó Rainbow con impaciencia.
—¡Rainbow Dash! —la regañó Applejack.

—Lo siento —Rainbow se disculpó—. ¡He estado esperando para hacer esto desde que llegamos aquí!

—Bueno —gritó Rarity hacia abajo, aferrándose de un agarre por los dedos—. ¡Tendrás que esperar un poco más, querida!

Twilight y Timber salieron del bosque lado a lado. Rainbow se precipitó hacia ella.

—¡Qué bueno! Twilight, si tú me cubres, ¡al fin puedo ir! Enseguida vuelvo. Voy a buscar otro arnés.

—Um, no estoy segura —vaciló Twilight.

Pero Rainbow salió corriendo. Súper rápido; mágicamente rápido. Pero nadie se dio cuenta y menos aún Twilight, ella sólo tenía ojos para Timber.

—Mejor me aseguro de que mi hermana no necesita nada—dijo él—. ¿Nos vemos más tarde?
Twilight asintió alegremente.

—Twilight —dijo Sunset—. Aquí estás, te estaba buscando.

Pero antes de Twilight pudiera responder, el suelo tembló bajo sus pies. Retumbó, rugió y se sacudió.

—¿Es un terremoto? —se preocupó Spike.

—No estamos cerca de ninguna falla —dijo Twilight.

Rarity estaba en lo alto de la pared, aferrándose a esta para salvar su vida. Cuanto más alto llegó, más asustada estaba. A pesar de que la cuerda de seguridad la mantenía perfectamente a salvo, ella no se sentía segura. Sobre todo con ese ruido extraño que acababa de ocurrir.

—Hey —dijo Bulk Biceps—. ¿Quién dejó este polvo de cristal aquí?

Rarity lo miró desde su posición. Bulk Biceps se inclinó examinando una pequeña pila reluciente. Se sentía mareada y más asustada que nunca.

—Creo que me gustaría bajar ahora —dijo.

Applejack tiró de la cuerda de seguridad. Pero se quedó atorada. Tiró de nuevo.

—Lo siento. —Tiró de ella solo un poco más fuerte y Rarity fue izada en su arnés hasta la cima de la pared.

Rarity gritó, Applejack también. Sus manos se despegaron de la cuerda y Rarity comenzó a caer. En el último segundo posible, Applejack agarró la cuerda, la aseguró, y evitó que Rarity se estrellara contra el suelo. Desastre evitado.

Rarity estaba asustada y furiosa.

—Applejack, ¿qué haces?

La directora Celestia se acercó corriendo.

—¿Está todo bien aquí?

—No sé qué pasó —dijo Applejack, confundida—. Ni siquiera tiré de la cuerda tan duro. Fue como si de pronto ella fuese ligera como una pluma.

Rarity se desenganchó de la cuerda de seguridad. Fue bueno tener sus pies en el suelo otra vez, pero aún seguía furiosa.

—¡Estaba muerta de miedo!

—¡No fue mi culpa! —insistió Applejack.

—Podría haber salido gravemente herida —dijo Rarity.

—No hay necesidad de exagerar. Estás bien. Deja que te ayude a quitarte el arnés.

Rarity se apartó de Applejack levantando sus manos a la defensiva.

—¡No gracias!

Applejack estaba a punto de ayudarla de todos modos cuando un escudo brillante se envolvió alrededor de Rarity. Era como una armadura de cristal. Applejack chocó contra ella y cayó de espaldas en el lago. Ella balbuceó con la boca llena de agua. El extraño escudo desapareció.

—¿Se puede saber qué pasó? —la directora Celestia quería saber.

Rarity no tenía idea, se miró las manos conmocionada.

—Lo siento mucho, creo, qué acabo de hacer… lo que fuese eso.

—No creo que fuera tu culpa. —Twilight había estado observando todo. Se excusó con ir a buscar una toalla para Applejack. Sunset y Spike corrieron tras ella.

Pero Sunset no creía que Twilight fuera responsable de este evento en particular.

—¡No eres la única con un nuevo tipo de magia! Eso es genial.

Twilight se la quedó mirando.

—No, no lo es. Rarity y Applejack podrían haberse lastimado entre sí. ¿Por qué está pasando esto? Yo no… —su voz se apagó cuando Gloriosa se acercó a ellas.

—Hola, chicas —dijo, siempre alegre—. ¿Puedo hacer algo por ustedes?

—Applejack acaba de caerse en el lago —explicó Twilight.

—¡Oh, no! —exclamó Gloriosa—. Va a necesitar toallas calientes, ropa seca y un chocolate caliente.

—Ella prefiere la sidra —corrigió Sunset. Algo sobre Gloriosa le caía mal. ¿Qué era? ¿Realmente alguien podía ser demasiado generoso y amable?

—Yo me encargaré —dijo Gloriosa, yéndose.

Un segundo más tarde, hubo una enorme explosión desde el comedor. ¡Bang! ¡ Bang! ¡ Bang! Alguien gritó. Era Fluttershy.

—¡Fluttershy! —jadeó Twilight.

Las chicas corrieron hacia el comedor. Era un desastre. Un verdadero desastre. Había masa de galletas en el suelo, chispas sobre las mesas, glaseado en las paredes, y Fluttershy y Pinkie estaban cubiertas de trozos de galleta.

—¿Qué pasó? —se preguntó Sunset.

Fluttershy estaba desconcertada.

—No lo sé. Sólo estábamos decorando galletas…

—Y yo decía —interrumpió Pinkie Pie—, 'tú necesitas más chispitas y tú más chispitas'.
Sunset asintió.

—Lo típico de Pinkie.

—¡Solo le estaba lanzando chispitas a Fluttershy cuando de repente brillaron de color rosa y explotaron! —Pinkie cogió otra lata de chispitas para demostrarles. En el momento en que estuvo en su mano, comenzó a brillar de un color rosa caliente. ¡Boom! Explotó. Trozos de galletas cubrieron el techo, y a Twilight y Sunset.

—¡Así! —Pinkie Pie se rio.

—Bien —dijo Sunset, tratando de pensar—. ¿Por qué no dejamos de tocar cosas por un tiempo?

Fluttershy quería limpiar este desastre. Se acercó al armario del conserje donde había toallas de papel. Pero estaban en un estante demasiado alto para que lo alcanzara.

—¿Alguien me puede ayudar? —preguntó.

Antes de que nadie pudiera responder, un pajarito voló en la sala, fue a recoger las toallas de papel en su pico, y dejó caer el rollo justo en la mano de Fluttershy.

—Gracias, señor pajarito —dijo Fluttershy con sorpresa.

El pajarito trinó.

—¿Qué?, por supuesto que puedo conseguirte algo para comer —respondió. Luego se detuvo boquiabierta—, ¿acabas de hablar?

El pajarito volvió a trinar.

—Pero yo no hablo pájaro —dijo Fluttershy—. O por lo menos nunca antes he sido capaz.
Pio, pio, pio.

Las demás miraban con asombro.

—No sé si eres el único al que puedo entender —se preguntó Fluttershy.

Pio.

—Oh, no—rogó Fluttershy—. Por favor, no llames a tus amigos.

Pero fue demasiado tarde. Toda una bandada de aves voló en la sala, trinando y charlando.
—¡También es agradable conocerlos a todos ustedes! —exclamó Fluttershy.

Sunset se sorprendió.

—¿Estabas hablando con los pájaros?

—¿Sí? —Fluttershy no estaba muy segura de lo que estaba pasando.

Una puerta se abrió con fuerza. Las aves volaron por la ventana y Fluttershy gritó, pero sólo eran Applejack y Rarity.

—¿Les contaste lo que pasó? —le preguntó Applejack a Sunset.

—No he tenido la oportunidad —respondió Sunset.

Applejack se sentó en un banco.

—Qué loco, Alcé a Rarity por la pared de escalada como si nada. Como si tuviera mucho más fuerza de la que normalmente tengo.

Rarity asintió.

—Y yo hice que algo como diamantes pareciera de la nada. Con lo que normalmente estaría entusiasmada. Es decir, su lados eran simplemente perfectos y la claridad…

—¡Rarity! —gritó Applejack.

—Lo siento —se disculpó Rarity—. Golpeó a Applejack y luego desapareció.

—Hablando de desaparecer, ¿nadie ha visto a Rainbow? Fue a buscar un arnés y nunca regresó. —Applejack miró alrededor del comedor, notando por primera vez el desastre rosado que parecía estar en todas partes.

¡Bum! La puerta del comedor se abrió de golpe. Fluttershy gritó, de nuevo. Sus nervios estaban destruidos.

Una mancha pasó corriendo junto a las chicas y chocó de golpe contra la pared.

—¡Owww! —de repente, Rainbow se desplomó en el suelo.

—¡Wow! —dijo Applejack—. ¿Cómo hiciste eso?

Rainbow Dash se frotó la cabeza, aturdida.

—No lo sé. Empecé a correr para conseguir el arnés, ¡y lo siguiente que supe es que prácticamente estaba de regreso en la ciudad!

—Pero si tienes algún tipo de supervelocidad, ¿por qué te fuiste por tanto tiempo? —preguntó Rarity.

—Porque la perdí cuando llegué demasiado lejos —explicó Rainbow—, y después regresó cuando me acerqué al campamento.

La boca de Pinkie Pie se abrió por completo y sus ojos brillaron.

—¡Estar en el campamento nos está dando a todas nuevas habilidades mágicas! —se dio cuenta.

—Me hubiera contentado con una camiseta de recuerdo —suspiró Fluttershy.
Pero Sunset estaba pensando.

—No todas hemos conseguido nuevas habilidades. Yo no tengo. Y Twilight… —hizo una pausa.

Twilight estaba sacudiendo la cabeza, suplicándole que no dijera nada.

—Y Twilight tampoco. —ella terminó.

—Ahí llegó mi teoría de que dejando la Secundaria Canterlot dejaríamos atrás cualquier nuevo problema mágico. —Applejack no parecía feliz.

—Algo en el campamento debe hacer que esto suceda —concluyó Sunset.

Fluttershy se rio nerviosamente.

—¿Gea Everfree?

La puerta crujió y se abrió. Una enorme sombra se vislumbró y Fluttershy gritó.

Era Gloriosa. Sostenía una pila de toallas esponjosas.

—Applejack —dijo, sonriendo—. ¡Te estaba buscando! Ten, te he traído algunas toallas y ropa seca —se desanimó—. Oh querida, olvidé la sidra.

Mientras le entregaba las toallas y la ropa, notó el desastre. Era difícil no hacerlo.

—¿Qué ha pasado aquí?

Sunset plasmó una sonrisa en su cara y se hizo la tonta.

—Estamos tratando de averiguarlo.

—Bueno, no se preocupen de eso —dijo Gloriosa—. Limpiare todo esto en un momento. ¡Yo me encargaré!

Algunos campistas corrieron dentro del comedor y estaban molestos.

—Gloriosa —dijo Sandalwood—, pateé mi pelota dentro del lago.

—¡Te conseguiré otra! —prometió.

Otro levantó una bolsa llena de flechas rotas. Gloriosa levantó la mano.

—No digas más. ¡Flechas nuevas viniendo enseguida!

—¡Aquí estas! —era Timber. Había estado buscando a su hermana—. Filthy Rich está de vuelta. ¿Quieres que me encargue?

De repente, Gloriosa se puso seria. Sus ojos se estrecharon.

—Absolutamente no —en un instante su sonrisa volvió a regresar a su cara—. ¡Yo me encargaré!

Mientras se apresuraba, pasó junto a Sunset.

—Fluttershy, deja de gritar —reaccionó Sunset.

—No grité —dijo Fluttershy, confundida.

—Por una vez —añadió Rainbow en voz baja.

Rarity parecía desconcertada.

—Nadie lo hizo.

El altavoz crepitó y la directora Celestia anunció la próxima actividad.

—Atención, campistas. ¡Cualquiera que esté interesado en hacer linternas de papel flotantes, por favor únansenos en las mesas de picnic!

Applejack pareció aliviada.

—No sé el resto de ustedes, pero yo he estado esperando venir aquí por un mes. Tal vez debamos olvidarnos de esta nueva magia por un rato y solo tratar de centrarnos en disfrutar nuestro tiempo en el campamento.

—Estaba tan entusiasmada con los diseños que se me ocurrieron para el desfile de moda del campamento —agregó Rarity.

Rainbow asintió con la cabeza.

—Y casi ni he podido aplastar a alguien en tetherball.

Sunset tenía dificultades. Nada le gustaba más que un problema mágico, pero también sabía que sus amigas necesitaban un descanso.

—Creo que deberíamos tratar de averiguar qué ocurre, pero si quieren olvidarse de este asunto por ahora …

Así era. Se apresuraron a recoger la peor parte del desastre con las galletas y se dirigieron a trabajar en las linternas de papel. Twilight se quedó atrás, con una expresión de preocupación en su rostro. No podía dejar de lado la certeza de que esto era, de alguna manera, su culpa.